(Roma, 13 de septiembre. EFE).- El papa Francisco cumplió hoy seis meses de pontificado marcados por su afán de reformar y abrir la Iglesia y por sus muestras de sencillez y cercanía a la gente, lo que le ha conferido ya un gran carisma, como lo demuestran los cientos de miles de peregrinos que acuden a la plaza de San Pedro.
Un gran carisma que se traduce en cifras, pues, según la Prefectura del Vaticano, en las catorce primeras audiencias de Benedicto XVI (2005-2013) se contabilizaron 150.000 fieles, mientras que en las del papa Francisco, ya se eleva a 800.000 personas, que han abarrotado la Plaza de San Pedro y sus aledaños en todas las ceremonias.
Bergoglio, de 76 años, un jesuita con corazón franciscano, nada más presentarse a los fielesmostró al mundo que quiere ser un Papa “al servicio de los demás”, que sueña con una iglesia “pobre y para los pobres” y abierta al mundo, tanto, que ha instado a los religiosos a abrir los conventos vacíos para alojar a los refugiados.
Lo primero que hizo el Papa fue desprenderse de oropeles. Calza zapatos negros y no los rojos papales y se aloja en la residencia Santa Marta, una dependencia del Vaticano, junto con obispos y sacerdotes y no en el palacio apostólico.